Manual de Riego Módulo 4: Riego Localizado Manual y Ejercicios
Sevilla, 2010

Es muy conveniente que la aplicación del agua y los fertilizantes al suelo, se realice en cantidades pequeñas y con alta frecuencia, es decir, el número de riegos en una campaña es elevado y en cada uno de ellos se aporta una cantidad de agua reducida. De esta forma se intenta que el contenido de agua en el suelo se mantenga en unos niveles casi constantes, evitándose así grandes fluctuaciones de humedad del suelo que suelen producirse con otros métodos de riego, como aspersión o superficie, y que pueden afectar reduciendo la producción del cultivo. Ello permite que el agua esté permanentemente en el suelo en unas óptimas condiciones
para ser extraída por la planta. En algunos casos, como en olivar o frutales, la alta frecuencia puede crear problemas de anclaje del sistema radicular al suelo o falta de resistencia en periodos de sequía o en aquellos periodos en que no se pueda dotar a la plantación de toda el agua que necesite, por lo que habrá que estudiar frecuencias más bajas y dotaciones más altas a fin de aumentar el bulbo húmedo.
Los riegos localizados se pueden agrupar según el caudal que proporcionan los emisores de riego. Suele englobarse con el término “riego por goteo” a todos los riegos localizados en los que se aplica bajo caudal, utilizando los emisores denominados goteros, tuberías goteadoras, o tuberías exudantes. Los riegos localizados de alto caudal pulverizan el agua, que se distribuye a través del aire hasta el suelo y suelen aplicarse con los emisores denominados microaspersores y difusores.