Conceptos básicos de las relaciones agua-suelo-planta.
El agua es el principal constituyente de los seres vivos, entre los que se encuentran las plantas, ocupando entre el 75% y 90% del tejido vegetal, según la especie. A la vez es indispensable para llevar adelante procesos vitales como la fotosíntesis, hidrólisis de sustancias, regulación de la turgencia, transporte de nutrientes y sustancias hormonales, regulación de la temperatura a través de la transpiración, etc.
Dado que la planta se encuentra anclada en el suelo y circundada por la atmósfera, es necesario comprender las relaciones entre el suelo, las plantas y la atmósfera como un sistema, donde el componente que participa en la interacción es principalmente el agua. La pérdida de agua desde las plantas hacia la atmósfera circundante es el proceso conocido como traspiración. Éste movimiento del agua está generado por las diferencias de potencial existente entre la hoja y la atmósfera, provocando un flujo de agua desde las zonas más concentradas hacia las zonas de menor concentración. La atmósfera, generalmente presenta escasez de agua mientras que ésta predomina en las plantas, generándose de esta manera el proceso transpiratorio.
El suelo es el depósito de almacenamiento de agua, aire y nutrientes desde donde las plantas los extraen. La capacidad de almacenamiento y la disponibilidad para las plantas depende de las cantidades existentes y de las características de cada suelo. Por lo tanto es necesario conocer cómo están constituidos los suelos y las fuerzas que actúan en la retención y movimiento del agua.